La misión K2 de Kepler desvela detalles del exoplaneta TRAPPIST-1h
TRAPPIST-1h mostrado
cubierto por hielo, similar a la luna de to Júpiter Europa. Credito de la
imagen: NASA.
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TRAPPIST-1, una ultra fría estrella enana de mediana edad en la constelación de Acuario que se encuentra a 38,8 años luz de la Tierra. Esta relativamente pequeña y poco luminosa estrella fue el foco de atención de la comunidad científica en febrero de 2017 cuando los astrónomos anunciaron que la estrella albergaba al menos siete planetas, TRAPPIST-1b, c, d, e, f, g y h.
Todos los siete planetas orbitando la estrella TRAPPIST-1 son de un tamaño similar a la Tierra o Venus, o ligeramente pequeños, teniendo perdidos orbitales cortos. Sus orbitas no son más grandes que las de los satélites galileanos, y mucho más pequeñas que la órbita de Mercurio en el Sistema Solar.
La estrella es mucho menos luminosa que el sol y es tan solo algo más grande que el planeta Júpiter con tan solo un 8% de la masa de nuestro Sol, este tenue mundo se allí así por el Telescopio Pequeño para Planetas y Planetesimales en Tránsito, o TRAPPIST por su acrónimo en inglés (TRAPPIST), la instalación que por vez primera encontró evidencia de planetas a su alrededor, allá por el 2015.
Ahora, un equipo internacional de astronomos liderado por Rodrigo Luger, un estudiante de doctorado en la Universidad de Washington, Seattle, y autor principal de una publicación en la revista Nature Astronomy, quien ha conformado que el planeta más alejado, TRAPPIST-1h, orbita a su estrella anfitriona cada 18,77 días, y está conectado en su recorrido orbital con sus hermanos, siendo realmente frio. Este mundo está lejos de su estrella progenitora y es seguramente inhabitable, quizás que no siempre fuese así.
Las mediciones la dirige Michael Gillon de la Universidad de Liega, Bélgica, quien es coautor en esta investigación. Las astrónomos estudiaron el sistema TRAPPIST-1 en más detalle usando información de 79 días de observación del K2 y pudieron observar y estudiar cuatro tránsitos de TRAPPIST-1h a través de su estrella, descubriendo que los planetas de TRAPPIST-1 parecen estar conectados en una compleja danza conocida como resonancia orbital, en donde los respectivos periodos orbitales esta matemáticamente relacionados e influyen ligeramente los unos a los otros.
“Las resonancias pueden ser muy complicadas de entender, especialmente entre tres cuerpos. Pero hay casos más simples más fáciles e explicar” dijo Luger. Por ejemplo, más cerca de casa, las lunas de Júpiter, Ío, Europa y Ganimedes están unidas en una resonancia 1:2:4, lo cual quiere decir que el periodo orbital de Europa es el doble que el de Ío y que el de Ganimedes es exactamente el doble que el de Europa. La cadena de resonancias de siete planetas de TRAPPIST-1 estableció un record entre los sistemas planetarios conocidos, siendo los sistemas Kepler-80 y Kepler-223 los poseedores del record anterior con cuatro planetas en resonancia cada uno.
“estas conexiones orbitales se formaron temprano en la vida del sistema TRAPPIST-1, cuando los planetas y sus orbitas no había sido aun desarrolladas en su totalidad,” dijo Luger. “la estructura de la resonancia no es coincidencia y apunta a interesante y dinámica historia en la que los planetas probablemente migraron hacia el interior al unísono. Esto hace al sistema un gran banco de pruebas en cuanto a las teorías de formación planetaria y de migración.”
Fuentes: NASA, Wikipedia, sci-news, University of Washington,
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